De Amores a Primera Vista..
>> jueves, 21 de enero de 2010
Imagina que nada más cruzar nuestras miradas me enamoro perdidamente de ti, del marco de tubos y personas del metro que te rodean, de tus ojos, de tu aliento, de tus flechas o de lo que fuera que tuvieras distinto al resto de mujeres en el vagón, en el mundo.... Imagina que, víctima de ese embrujo, tropiezo con tu archivero a propósito, entablo diálogo, bromeo y accedes a tomarte un café conmigo, una cerveza o una puesta de sol (aunque sólo fuera por la incertidumbre de mi tibieza). Que consigo descifrar y decirte lo que necesitas oír y manejar los tiempos según tu prisa. Que la primera cita se convierte en una segunda, y la segunda en quinta (en proporción directa al aumento en intensidad de nuestros ritmos cardiacos-como amo eso-).
Imagina que, tras los citados trámites, consigo que tú también te enamores de mí (aunque a un ritmo más lento), que aquel trayecto iniciático, al fin, se convierte en deseos (uno por cada estación, 13, de Hidalgo a Copilco). Que arriben sentimientos mutuos y un futuro convertible en presente perpetuo. Que acabamos viviendo juntos, compartiendo hipoteca, genes, bienes gananciales y champú. Que tenemos tantos hijos como tú quieras y tantos nietos como nuestros hijos quieran:
De la línea 2 a la 1, de la 1 a la 3, de la 3 de nuevo a la 2 y de ahí al panteón familiar.
Sólo quiero decir que la incertidumbre y el azar puede hacernos cambiar de vida en cualquier momento: Siempre hay que estar alerta, despiertos (incluso en sueños). Inyecciones de LSD en cada ojo. Como metáfora, claro.
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