Dulzura
>> sábado, 15 de diciembre de 2012
No te convengo, dulzura.
El ser o no ser de Shakespeare puede tergiversarse a
extremos infinitos. Puede pervertirse de tal manera que termina beneficiando a personas
como yo. Y eso no le conviene a nadie.
Cuídate de mi y de lo que hago. Soy un vampiro de vida, succionaré
tus mejores años, sueños y logros; dejaré tu dulce cuerpo lleno de sangre espesa
y amarga que sólo transitará por venas y arterias sin darles vida. Te haré
depender de lo que eres cuando estás conmigo. Lograré entrometerme en tus
pensamientos sin que siquiera se entere alguno de los dos. Padecerás
enfermedades psicosomáticas que sólo se curarán con el roce entre mi piel y tu
piel. Sabré quién eres. Sabré tus gustos. Sabré tus miedos. Perdona, no lo hago
con alguna malicia, es sólo mi naturaleza.
¿Recomendaciones? Usa, disfruta y tira.
Un simple trato, sin necesidad de firmas, pagares, lágrimas
y resentimientos. No te enamores y no pasará nada. No te preocupes por mi,
crear lazos y sentimientos así hacia las personas me sienta mal. Soy una
persona demasiado apasionada y no he encontrado a quién me tolere…y eso duele. No,
no te apures, llevo una vida así y quizá así muera.
Volvamos al trato, perdón. Me comprometo a entregarte mi ser
para que juegues a que me quieres. Me he acostumbrado a amores desechables. Seré
una esquina de la facultad, un rincón de CU, un vagón de metro, un cuarto de
hotel. Sólo no seré lo que necesitas de una pareja.
Piénsalo. Y si te decides, ya sabes dónde encontrarme
dulzura.