...es ese puercoespín lleno de púas y suaves pliegues. Carajo, estaba enamorado del DF. Otro amor imposible a la lista.Una ciudad para querer, para querer locamente. En arrebatos...
-Hector Belascoarán Shayne-

Y eso es...

>> martes, 23 de febrero de 2010

Tu cruce de piernas me atrajo más que la electronegatividad de cualquier atomo. Fue un cruce sin intenciones: el dorso de una rodilla encajando con la rodilla contraria, los muslos envueltos en un mayon negro como tu cabello (y quizá mis intenciones), y tu secreto a salvo bajo el telón de tu falda, de tu mínimo trozo de mezclilla. No querías seducirme ni mucho menos ser seducida. Solo era una tarde de estudio previa al examen de Química Orgánica, dos cabezas piensan mejor que una, aunque no exactamente lo mismo. Por eso, quizás, me atrajo tanto ese cruce de piernas: La belleza de los cuerpos está en sus movimientos cotidianos, en los gestos naturales de quien no se siente observada.

Y luego tu sweater grueso. El erotismo es eso: lo que escondes.

El deseo es querer conocer lo que escondes, compararlo con la imagen mental que ahora tengo de tu cuerpo desnudo. Tras eso, llámame hueco o insensible, no hay nada. No hay amor, ni intención por conocer de ti nada más allá de tu cuerpo desnudo. Sólo es y será siempre pura curiosidad. Curiosidad poderosa, frustrante y sin embargo apagada por la compostura, por el sentido que, todos los mentalmente sanos, tenemos del pudor.

Así que conmigo puedes aprender tranquila. En lo que dure el semestre (o la carrera, como tú decidas) no trataré de saciar las dudas que ahora, sin querer, me has provocado. Dudas sobre la exacta curvatura de tus pechos, o el diámetro en 3D de tus pezones, o el nivel de tensión de tu vientre, o la humedad relativa de lo que más escondes. O puede que algún tatuaje imprevisto o un piercing oculto que hiciera saltar las alarmas de cualquier centro comercial…o de cualquier muchacho curioso que se cuele bajo tu blusa.

Y nos darán las siete y correremos a Molecular III. Pasará la hora y media como el agua, me subiré al metro y entonces me olvidaré de ti, pero no de tu cuerpo, o de lo que habría sido tu cuerpo sin las ataduras de tu ropa precisa. Una ropa que, de haber sido otra, menos precisa, más amplia, de haberme invitado menos a la imaginación, habría logrado convertirte en una compañera más de estudio, en la aprendiz de su discípulo, en una sombra pasajera en mi vida.

...


Diez de la mañana, una hora para la primera clase del día. Desayuno algo, tomo el metrobus y para las once menos once llego a Ciencias. Fuera del comedor la veo…”Suerte con el examen Ephrian”…Los recuerdos de la tarde anterior llegan a mi cabeza de golpe, la textura de sus senos, la redondez relativa de sus pezones, la velocidad con la que su ropa cae al suelo, la temperatura del primer orgasmo, el punto de clímax de nuestra fusión…sus piernas cruzadas y finalmente, regresándome a la realidad: la sonrisa pícara que ahora ella esboza. “Nos vemos en la salida”.

Torpe, olvide por completo que hoy es viernes, que hoya la veria

1 comentarios:

Anónimo 27 de febrero de 2010, 22:16  

"Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón"





...después de todo, Sabines era un genio.

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