...es ese puercoespín lleno de púas y suaves pliegues. Carajo, estaba enamorado del DF. Otro amor imposible a la lista.Una ciudad para querer, para querer locamente. En arrebatos...
-Hector Belascoarán Shayne-

Páginas peligrosas

>> lunes, 1 de febrero de 2010

Un metro sesenta y algo de estatura, tez blanca, cabello rojo quebrado, unos diecinueve años. Apareció caminando en mi campo de visión (salida del palacio de Bellas Artes, cuatro de la tarde), se detuvo, miró su reloj y tomó asiento.
Habrá quedado con alguien, pensé sentado en el mármol del suelo.

Una y otra vez miraba a todos lados donde no hubiese una estructura, con nerviosismo. Se ponía en pie, daba tres o cuatro pasos a la derecha, otros tres o cuatro a la izquierda y de nuevo volvía a sentarse.

Luego sacó un libro grueso (The Vampire Lestat, de Anne Rice) y lo abrió por la mitad, simulando leer pero sin leer nada (imposible concentrarse si alza la vista cada dos segundos). Por alguna razón quería que su cita la encontrara leyendo. Quería dar esa impresión, la de mujer intelectual, sin prejuicios, con vida interior, paciente con las citas pero celosa de su tiempo. Así, cuando su acompañante llegara más tarde de lo previsto y se disculpara por el retraso, ella podría decir:

- No pasa nada. Estaba entretenida, leyendo.
Sin duda esa cita era importante para ella. Nadie se toma tantas molestias cuando conoces de sobra a la persona que esperas, o cuando no hay intención especial, ni deseos, ni expectativas...¿amor?...¿quién soy yo para saberlo?

Diez minutos después sonó su teléfono. Miró la pantalla y descolgó. Apenas dijo nada; tan sólo asintió con gesto de resignación/tristeza, tocándose el pelo, mirando a ambos lados, aún nerviosa, y poco más. Un par de frases después colgó el teléfono, metió el libro en su bolsa y se cruzó de brazos. Quien fuera había llamado para cancelar su cita. La chica pelirroja parecía triste.

Entonces se me ocurrió algo. Saqué el celular de mis ropas y busqué el suyo a través del Bluetooth. En el rastreo me aparecieron tres usuarios: -:-Tootti-:-, Sebas^.^ y RoSsY. Tecleé en RoSsY y al momento, su celular se convirtió en una pista de rave a manos de Tiesto. Al mirar su pantalla arqueó las cejas, echó un vistazo, extrañada, a su alrededor (me hice el tonto, perdido en la estructura del palacio), y pese a no saber quién estaba tratando de establecer contacto con ella pulsó "Aceptar".

Me llegó su confirmación y escribí: "Olvídate de él y ven conmigo, pequeña niña"

Al leer mi mensaje volvió a mirar a su alrededor. Seguía sin saber quién se lo había enviado. Y eso me contestó:

"Quien eres?"

Y escribí:

"Soy Lestat de Lioncourt, desde tu bolsa, de tu cabeza, de tu alma y sangre"

Cuando leyó esto último debió de asustarse, o algo así, porque salió corriendo.

3 comentarios:

Anónimo 2 de febrero de 2010, 15:47  

eres un brujo por que osas contar mi historia¡¡¡ sabes exactamente eso me paso; si estaba en bellas artes si a las 4 de la tarde si esperaba alguien si con mi libro y si era el de lestat si estaba nerviosa y si me cancelo puff lo demas me hubiera gustado que pasara... porque caballero que tiene por espada un pluma y por escudo las palabras porque amigo mio sacaste esta historia de mi alma?
te quiero petit chat
att Tessaiel/teresa

Le Chat Noir 2 de febrero de 2010, 23:05  

Porque la parte de la historia que no sabes es que te vi, y que jugaste muy bien a ser mi musa, y que me vi tentado a fotografiarte, y en lugar de describir a una mujer ficticia comenzar con un "La chica de la foto..."

Jeje, es muy pequeño el mundo mi pequeña niña...y es muy curiosa mi cabeza(no, no te vi, sólo invente una historia a las puertas de Bellas Artes)...y somos muy poco originales XD...la mayoria de mis historias...la ha vivido más de uno(a)...

Anónimo 8 de febrero de 2010, 22:08  

Te necesito. Aquí. Ahora. Siempre. Y sé que lo sabes.

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