...es ese puercoespín lleno de púas y suaves pliegues. Carajo, estaba enamorado del DF. Otro amor imposible a la lista.Una ciudad para querer, para querer locamente. En arrebatos...
-Hector Belascoarán Shayne-

Caminante

>> miércoles, 5 de enero de 2011

Gabardina negra, un sombrero de ala ancha y los zapatos del trabajo. Un paquete iniciado de cigarros, el encendedor y el cuchillo sujeto en el cinturón. Caminata nocturna.

La colonia sumida en silencio logra que te hundas más en la molestia, en la violencia y demencia...en la impotencia existencial. Lo único que acompaña tu andar es el eco lejano de tus pasos y alguna nota navideña de las luces con que adornan tu calle. Continúas, inicias el primer cigarro y calas hondo, lastimándote la garganta y esas viejas cicatrices. No importa, sigues, te consumes y caminas. El tiempo no importa, el tiempo no es algo que te interese ahora, son las tres y media de la mañana y sólo quieres dar salida a esas ansias. Miras tu sombra burlándose de ti, caricaturizando tu andar ondeando la gabardina que otrora perteneció a tu abuelo. Tu caminar sin sentido, el sombrero y el mango del cuchillo destacando de tu pantalón, te produce disgusto.

¿Dónde quedaste? ¿Dónde está el muchacho orgulloso e imponente? Oculto entre las sombras del pasado y la locura, encadenado cual Prometeo por dar la luz a un ser despreciable que se revuelca en oscuridad. Reptando por las calles vacías, buscando una víctima para saciar su arranque de furia y así poder descansar tranquilo esta noche.

No pasa más de veinte minutos cuando una silueta se descubre bajo un poste del lado izquierdo de la calle. Ha llegado un afortunado. Por impulso, abres la gabardina y acaricias el mango del arma. Él camina hacia ti cuando tu sombra lo alcanza, tiras el cigarro, sonríes, saca una pequeña navaja y se abalanza contra ti. Groso error. Tu arma sale del cinturón con un movimiento limpio y entra completa en el abdomen del asaltante. La mueca de dolor en su cara te divierte, giras el cuchillo para provocar un daño aún mayor. Se retuerce, deja caer su arma, sus piernas se colapsan y caé al suelo hecho un ovillo. Notas que toma aire para gritar, tu mano libre aprieta la faringe para impedirlo. Está aterrado. Te burlas en su cara mientras la desfiguras con los dedos. El cuchillo juega en el pavimento junto a su oído izquierdo. Un perro ladra, decides que es el momento final y golpeas la cara del sujeto. Se protege el rostro y entonces haces la jugada final: pasar el cuchillo por su cuello, de izquierda a derecha en un degüelle perfecto. Tres perros más se han unido al coro. Debes irte. Aprovechas un fallo en la calle que da una pequeña barranca para tirar el cuerpo.

Caminas de regreso, la paz invade tu cuerpo a pesar del cansancio. Tarareas las notas navideñas. Ahora tu sombra es benevolente contigo. Ha llegado un suplente en cuanto a grandeza en tu porte. Ve a casa, toma un baño para quitarte el sudor y la sangre, descansa.

0 comentarios:

Visitantes de otra jungla

Welcome To the Jungle

  © Blogger templates Romantico by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP