...es ese puercoespín lleno de púas y suaves pliegues. Carajo, estaba enamorado del DF. Otro amor imposible a la lista.Una ciudad para querer, para querer locamente. En arrebatos...
-Hector Belascoarán Shayne-

Puta + Taxi.

>> martes, 25 de mayo de 2010

La puta, literal, se quedó dormida en el asiento trasero del taxi, pero justo antes de cerrar los ojos y dejarse violar por Morfeo, dijo:


- Las putas son ellos.

Sharon (nombre falso, como sus senos) no era una puta de libro, sino un puto libro abierto: Filosofía urbana en estado puro. Lo supe desde el primer momento, cuando nada más subirse a mi taxi me dijo:

- Al velatorio más próximo, por favor.

- ¿Nicho, urna, cremación, ataúd? - pregunté yo.

- No. Estoy muerta, pero no es para tanto. Sólo quiero tomarme un café. A estas horas no conozco otro lugar donde lo sirvan - (jueves, tres, treinta de la mañana).

Mientras nos dirigíamos al velatorio militar, nuestras miradas se cruzaron a través del espejo retrovisor. Entonces me dijo:

- Sí, soy puta.

- Sí, soy taxista – respondí yo.

- ¿Y te llamas?

- Alejandro.

- Yo me llamo Sharon, pero mis clientes más íntimos me llaman "la hija bastarda de Dios" - dijo tendiéndome la mano desde su asiento trasero.

- Dios no existe - dije yo.

- Yo tampoco. Después de cada cogida mágica, desaparezco.

- ¿Mucha magia hoy?

- Cinco casados empeñados en encontrarme el truco.

- ¿Lo consiguió alguno?

- No. Sólo tú.

- Yo no soy tu cliente. Es más, te pienso cobrar por esto.

- Y harás bien. De algún modo yo también soy taxista aunque, en mi caso, sólo que de cintura para abajo. Mi taxímetro se acciona con la bisagra de mis piernas.

Llegamos al velatorio militar y me invitó a un café a modo de paréntesis para llevarla después a su casa.

- Los velatorios son cabarets sin música - me dijo mientras echaba dos de azúcar en su café.

Luego me contó su historia. Era puta militante, licenciada en filosofía.

- Tengo 32 años, pero aparento lo que mis clientes quieran pagar - me dijo al tercer sorbo.

Me habló de las mafias y de las mujeres forzadas a ejercer la prostitución. Al decir esto su cara se tornó más seria:

- Yo soy puta porque quiero. Ellas, no. Y cambia de tema, que se me amarga el café…amargo.

Pagué yo los cafés. Luego volvimos al taxi y continuamos el trayecto hasta su casa. Ahí fue cuando se quedó dormida. Al despertarla y pagarme el trayecto ("Toma, puta", me dijo tendiéndome un billete) me pidió mi número de teléfono:

- Quiero que seas mi taxista de cabecera.

Y yo, obviamente, lo acepté.


PD: Hoy me toco viaje en taxí, de los cuartos para aca, traía la lap, no la pondría en riesgo a lo wey. Como la mayoria de los taxistas que me he topado, el de hoy me siguio la plática. Me conto de un accidente en la carretera (por eso lo del velatorio), que hay una vecina que es prostituta (por eso aquello de la puta), y que él pertenece al turno nocturno (por eso la hora del encuentro).

Enjoy

3 comentarios:

Anónimo 25 de mayo de 2010, 16:31  

Magistral.

mmskrltt 30 de mayo de 2010, 3:41  

wow!

Anónimo 25 de junio de 2010, 1:30  

Muy buen trabajo, te felicito, tu mente es como oro puro, solo que baboso y lleno de descargas electricas...
:)

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