...es ese puercoespín lleno de púas y suaves pliegues. Carajo, estaba enamorado del DF. Otro amor imposible a la lista.Una ciudad para querer, para querer locamente. En arrebatos...
-Hector Belascoarán Shayne-

Soledad / Introspectiva

>> miércoles, 18 de enero de 2012

Levanto la mirada y miro en sus ojos la triste y agónica necesidad de sentirse acompañado. Les miro enganchados al celular, les veo mirando el reloj impacientemente, mirando inquietos el paso de las estaciones. Todos necesitan que exista alguien al otro lado del teléfono, o esperándolos en la salida del metro, o llenando cada hueco de su agenda para no estar nunca solos y poder evitar el silencio...o quizá el vacío. 
Se tapizan de planes, de eventos, de muros… y terminan exhaustos, rendidos, y duermen tranquilos por las noches (o por que se cansan o por las pastillas del buró). Entonces, a la mañana siguiente, amanecen temprano porque tienen mil cosas que hacer, una vida social frenética más allá del muro de facebook. Una vida calibrada milimétricamente para que cuadre el corte de cabello, el gimnasio, las clases de inglés, de yoga o de cocina, las compras, lavar el coche, hacer zapping en la TV, emborracharse, jugar el Gears of War, sacar al perro, sacar a la pareja, sacar a los hijos.
Y así día tras día, semana tras semana y un mes tras otro y año con año. Hasta que, por pura coincidencia, consiguen su objetivo: no se escuchan, descartar un contacto íntimo o introspectivo con ellos mismos. Cortan el cordón umbilical que dejaron a un lado los médicos en su nacimiento.
Tal vez les aterra el eco insoportable de su voz interior –a ti te estoy hablando a ti-, qué podría decir si la escucharan –que nunca sigues mis consejos- . Tal vez no quieren sorpresas por miedo al abismo –a ti te estoy hablado a ti-, al fracaso del YO, al indomable potencial que todos llevamos dentro -que vives dentro de mi pellejo-.
Imagina que un buen día amaneces pensando que el puto mundo es relativo, y de golpe, comienzas a cuestionar tus rutinas, tus costumbres, por qué haces lo que haces o si realmente te es placentero aquello. Imagina que ese nuevo relativismo te lleva a mandarlo todo a la mierda (sí, también los traumas), y empiezas de cero en otra parte, muy lejos de todo pero muy cerca de ti. Imagina que comienzas a conocerte, a aceptarte y a quererte tal y como eres. Imagina que ya no necesitas proyectarte en el amor de los demás porque ya eres capaz de producirlo por ti mismo. ¿Apoco no da miedo?

A ti que no te debo, más que empujón que anoche me llevó…

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